Con el índice de nacimientos más bajo del planeta, el Estado Vaticano se enfrenta a una situación catastrófica. “El sistema es incapaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras”, ha explicado el Papa Francisco. Pese a las voces que se han alzado en tal sentido, Bergoglio descarta incentivar la natalidad para aumentar la base de cotizantes. “No tanto por el voto de castidad como porque no daría tiempo y el trabajo infantil está mal visto”, explica el cardenal Cazzoli, responsable del IVA, Istituto Vaticano per il Aggiornamento. Francisco redacta estos días los detalles del ajuste económico dará a conocer en la encíclica Minus samba et multo magis opus.

Dios cotizará

Las masas de turistas que visitan el Vaticano, 5 millones cada año, apenas dejan dinero en las arcas del minúsculo Estado teocrático. “Lo de montar un Casino, como los nativos americanos en sus reservas, tampoco seduce a la curia”, admite Cazzoli. La veterana corresponsal del Financial Times en Roma Cashie Flow no recuerda una situación tan complicada desde los tiempos de Pedro I, que tuvo que montar una red de pescaderías bed and breaskfast en las catacumbas de Roma en el siglo I para financiar los primeros pasos de la Iglesia. “Han llegado incluso a valorar enviar previo pago soldados de la Guardia Suiza a combatir en Ucrania porque los colores del uniforme son como los de la bandera y se camuflarían mejor que los norcoreanos onanistas esos”, susurra Flow.

Un sector del colegio cardenalicio está abierto a actualizar la compra de indulgencias que tanto éxito tuvo en tiempos de Lutero. “Estamos trabajando en actualizar el catálogo de pecados veniales y capitales con paquetes subprime pero lleva su tiempo”, reconoce Cazzoli.

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