Un agente de la Brigada de Policía Judicial de Málaga se personó ayer viernes en la comisaría de Fuengirola en la que estaban destinados los policías intoxicados “por error” la pasada semana al ingerir una substancia estupefaciente incautada, para preguntar si “quedan todavía gominolas de esas”. El policía nacional ha explicado que mucha mala suerte sería que a él también le tocara uno de los ositos con droga y que en cualquier caso se arriesgaba, porque, según ha explicado, su hijo de seis años tiene un cumpleaños con otros niños de clase y le encanta esa marca concreta de golosinas, y él no tiene tiempo para recorrerse media Andalucía buscando chuches cuando hay una bolsa entera en el almacén de evidencias. “Venga, no me hagáis el feo, que con dos cajas me arreglo. No os preocupéis, que las pruebo antes… ¿Que tenga cuidado si se lo doy a los niños? ¿Qué niñ…? Ah, sí, sí, los niños, claro, claro…”, podía oirse en una grabación de seguridad.

Con un poco de azúcar…

El policía, que prefiere mantenerse en el anonimato por timidez, se había presentado en comisaría de paisano vistiendo una sudadera con el acrónimo ‘ACAB’ (All Candies Are Beautiful) y reclamaba las gominolas “porque al final ya estoy viendo que se van a echar a perder en la sala de pruebas y mi sobrina de nueve años va a hacer la comunión y le encanta esa marca concreta de golosinas”.

Tras pedirle por favor que bajase el volumen del móvil en el que podía escucharse el tema Jamming de Bob Marley, el oficial de guardia le ha comunicado que, sintiéndolo mucho, no podía aceptar su petición. “Pero es que mi ahijado de once años celebra su santo y le encanta esa marca concreta de golosinas…”, había insistido el policía, que finalmente ha tenido que salir de comisaría a fumarse un cigarrillo de liar para calmar el disgusto.

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