La contraofensiva comercial china ya ha provocado cambios en los patrones de consumo las clases altas europeas. A partir de ahora los ricos sólo comprarán marcas del mercadilo. La viralización la semana pasada en redes sociales del precio de fábrica de los productos de lujo manufacturados en China ha povocado que comprar bolsos de Louis Vutton sea de pobres. Los consumidores ricos acuden ahora a mercadillos semanales para adquirir prendas de Calvin Klaim, Naik o Girgio Armwni y así poder mantener su status de exclusividad. Compradores pudientes consideran que si todo el mundo puede pagar 50 euros por un producto que antes costaba 3.500 “irse de compras a la milla de oro de tu ciudad es de paletos y muertos de hambre”.

Lujo y distinción

La mencionada viralización en TikTok de videos en los que fabricantes chinos informan de cómo sus productos son comercializados por firmas de lujo como Hermès o Gucci con precios inflados hasta 60 veces por encima de su coste final, así como de su disposición a vender estas prendas y complementos directamente al cliente final prescindiendo de intermediarios, ha alterado los estándares de distinción y prestigio. “Este sábado me voy al mercadillo de Aluche con la chiquilla, que en dos semanas hace la puesta de largo. A ver si le encuentro un chándal de Acliclas para el paddle o unas zapatillas Fuma. Mi idea era regalarle un bolso Chanel Classic Flap pero he visto que tiene uno mi interina ecuatoriana. ¿Que si no me va a dar vergüenza? No más que con los Ágatha Ruiz de la Prada de edición limitada”, comenta una madre emprendedora del barrio de Salamanca.

Tooss, Puiton, Versache, Carol La Herrera y Dolche & Banana han comunicado que incrementarán sus precios un 4.000% para aprovechar el tirón e impedir así que los ricos salgan de su zona de confort.

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