La desclasificación, a petición del Archivo de Seguridad Nacional de EE.UU., de documentos secretos ha revelado que el “ataque sónico”, denunciado por Donald Trump, contra personal diplomático de la embajada norteamericana en La Habana, a principios de 2018, estuvo perpetrado por Melendi.

Entre la negligencia y el ensañamiento

La actual administración estadounidense se encuentra en estado de alarma, sobrepasada por las consecuencias que podría tener el hallazgo. “Los papeles demuestran que el tal Melendi se encontraba grabando insertos para la reedición del videoclip de Desde que estamos juntos, rodado en Cuba en 2016, por lo que es reincidente y un peligro para el estilo de vida americano en particular y la vida humana en general”, manifestaba Brendan Oninno, director Adjunto de la NSA para Asuntos Ultramarinos y Ferretería. El servicio secreto valora la inclusión de la discográfica del cantante asturiano, que había prometido actuar en la isla caribeña el año de autos, en la lista de organizaciones patrocinadoras del terrorismo. “Si llega a haber estado acompañado ya por esas fechas de Alejandro Sanz y Arkano la masacre hubiera dejado en mantillas lo de las Torres Gemelas. No queremos ni imaginarnos semejante carnicería…”, añade Oninno, notablemente nervioso mientras visiona un documental sobre Guantánamo para relajarse.

Amnistía Internacional se ha negado a asistir legalmente a Melendi, actualmente en paradero desconocido, porque “una cosa es lo de Julian Assange y otra defender lo indefendible”.

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