El magnate visionario Elon Musk ha recibido el encargo de la curia vaticana de sustituir al Papa Francisco, tan pronto como fallezca, por uno de sus androides antropomorfos Tesla Bot porque, en palabras del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, “errar es humano y el Sumo Pontífice debe ser infalible, así que blanco y en botella…”. El Colegio Cardenalicio ha comenzado a organizar seminarios de lenguaje de programación C/C++ de cara al próximo cónclave, al que por primera vez en la historia asistirá un técnico instalador.

Almas de metal

La elección del nuevo Papa robótico, que funcionará con Windows 7, seguirá los procedimientos habituales con cónclave enclaustrado, fumata blanca, anuncio desde el balcón de la Santa Sede, botellón en la plaza de San Pedro, disparos al aire de la Guardia Suiza, barbacoa privada de los cardenales, desfile de moda de monaguillos y maratón de películas de Mario Salieri hasta la madrugada, “sólo que en esta ocasión el nuevo Papa podrá apagarse por la noche, y así no hay que preocuparse de que se ponga pesado con el vino de misa como pasa siempre”, comenta el Penitenciario Apostólico Mayor, Mauro Piacenza. El androide que comenzará a ejercer las funciones de pastor supremo de la Iglesia Católica será desprovisto de las tres leyes de la robótica que impiden que pueda dañar, por acción u omisión, a un ser humano, de la edad que sea, porque “ningún Papa de la Historia ha cometido jamás ningún acto reprobable, así que preservemos el libre albedrío que nos otorgó el Señor”, apunta el obispo encargado del catering.

Bergoglio ha pedido que de momento no le lleven comida a su habitación, que ya pide él algo por Glovo.

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