El colectivo de ciudadanos a favor de ducharse cada dos meses se muestra muy satisfecho con la decisión de las comunidades autónomas de relajar las medidas sanitarias, según la última encuesta del CIS. Los defensores del baño bimestral aseguran sentirse aliviados de no tener que seguir fingiendo ante sus amistades que se lavan las manos con regularidad “porque no iban a tardar en darse cuenta de que la jaboneta es un adorno de poliespan del Ikea”.

En ocasiones especiales

Según el resultado del informe, estas personas que prefieren utilizar las esponja, el gel y el champú “no más de cinco o seis veces al año” sienten alivio al rebajarse la presión social por lo que consideran “higienización extrema”. “No se imagina usted qué mal rato cuando en mi familia decían que lo mejor de la pandemia es que nos había acostumbrado a lavarnos las manos constantemente. Yo, que no me ducho hasta que no noto que las cosas se me van quedando pegadas en la piel por el sudor sedimentado, callaba, pero ahora que se relajan las medidas sanitarias ya puedo salir del armario”, confiesa un encuestado anónimo. La subida del gas ante la incertidumbre prebélica, la crisis de desabastecimiento del jabón Lagarto o la depresión pandémica son algunas de las razones que pueden afectar a la frecuencia del baño, aunque los individuos defensores de la ducha cada ocho semanas sostienen que no se trata de “una moda puntual” sino de una elección vital y que ahora podrán volver a ser “ellos mismos”.

Administraciones autonómicas reticentes con la eliminación de algunas medidas anticovid creen que este colectivo ciudadano contribuirá a controlar los aforos en eventos masivos “de manera orgánica”.

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