Txarriboda News 638 (12-08-2022)
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Harto de “movidas” con el FBI, Donald Trump ha aceptado la invitación de Vladimir Putin para fijar su residencia en la central atómica de Zaporiyia. Ubicada en la Ucrania ocupada por Rusia, junto a un coqueto embalse del río Dniéper, sus seis reactores la convierten en la tercera instalación más grande del mundo. Por hoyos que no sea Trump está convencido de que en Zaporiyia, al alcance de la artillería ucraniana, tendrá más paz que en casa, donde se enfrenta a cinco procesos. “No creo que vayan hasta allí. Ni los federales ni los memertos de mis seguidores. ¿Tú les ha visto? Algunos dan miedo, asco o algo entre medias”, ha manifestado a su círculo más íntimo mientras se aplicaba espray bronceador. Acusado de llevarse de la Casa Blanca hasta quince cajas de documentos oficiales, Trump sostiene que eran papeles personales. Diseños de campos de golf hechos a mano alzada en “reuniones coñazo” durante su mandato. “En Ucrania mi amigo Vlad lleva muy adelantado el tema de los hoyos. Es lo principal. Eso y que no haya gente. Luego, alrededor se construye todo lo demás”, comenta esperanzado. Trump tampoco descarta visitar al presidente ucraniano Zelensky para que éste le aclare “de una puta vez” qué negocios tiene la familia Biden allí. Una cuestión que no llegó a solventar durante su primer y, de momento, único mandato. Por otra parte el entorno de Trump ha desmentido taxativamente que el rey emérito Juan Carlos I, “otro maltratado líder”, se hubiera ofrecido para hacer gestiones en Abu Dabi para acoger a Trump. “No quedó claro quién tenía que pagar qué a quién”, advierte la periodista Mamen Terradillos. © elkarma.eus |
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