El exjugador del Barça, Gerard Piqué, ha lamentado que sus obligaciones como nuevo director del Laboratorio Lincoln del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) le hayan apartado definitivamente del fútbol. Finalizado el partido de ayer martes, que enfrentó al Barcelona contra el Osasuna, Piqué partió en vuelo charter desde el Prat a la ciudad de Cambridge para incorporarse a su nuevo trabajo tras el abandono de Eric D. Evans, abrumado por el currículum del balonpedista.

Todo no se puede

Piqué ha asegurado que tiene el corazón dividido. “Por una parte se me parte el alma por haber tenido que dejar el fútbol. Por la otra, tengo ganas de coger las riendas del laboratorio multidisciplinar del MIT dependiente del Departamento de Defensa de los EE.UU. al tiempo que retomo mi proyecto de investigación sobre la aplicación de nuevos lenguajes de programación de Inteligencias Artificiales para dirigir la acción de nanorobots en microcirugías láser contra células cancerígenas. Vaya una cosa por la otra”, declara tras confesar que “jugar en el Barça era mucho más gratificante cuando ganábamos partidos, también te digo”. Gerard Piqué no sólo debe despedirse ahora del fútbol profesional sino también de otras de sus múltiples actividades, que hasta ahora había podido compatibilizar con su carrera deportiva, como pertenecer al Comité Nobel de Literatura encargado de evaluar las nominaciones, asesorar en astrofísica a SpaceX o apadrinar equipos alevines de petanca en Arabia Saudí.

En otro orden de cosas, Shakira ha salido en libertad bajo fianza después de que el juez dictaminara que dejar una docena de ratas muertas en la taquilla del jugador en el Camp Nou, no es creíble como regalo de despedida.

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