El Ministerio de Interior no ha dado aún detalles sobre el policía nacional de 38 años infiltrado en una clase de 2º de Educación Primaria de la Escola Màrtirs d’Andorra de Barcelona pero ha anunciado que iniciará una investigación para determinar si ha existido autorización judicial. El agente había logrado hacerse pasar por un niño de 9 años para integrarse entre sus compañeros de aula y ganarse su confianza. Tanto profesores como padres aseguran sentirse indignados y muy preocupados, y no descartan que pueda haber más agentes infiltrados en cursos de preescolar.

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Los responsables del centro educativo consideran un abuso de poder que las fuerzas de seguridad de Estado hayan introducido a un policía encubierto para recabar información. “Nos parecía algo mayor para su edad pero tampoco quisimos preguntar nada por si sufría progeria con gigantismo e hirsutismo severo, pobrecito mío, y se llevaba disgusto. También se nos hacía raro que fumase tanto para no tener los diez años cumplidos, pero Dios nos libre de inmiscuirnos en cómo educan los padres a sus hijos de puertas de su casa para dentro”, comenta Finestres Conlasquesaques, profesora de Educación Socioemocional. El agente infiltrado llevaba calcomanías en los brazos, estaba muy instruido en el videojuego LEGO City de Android y había memorizado los nombres de más de trescientos Pokémon.

Los alumnos de 2º afirman que no sospecharon nada aunque algunos confiesan que les pareció extraño que hiciese comentarios inapropiados sobre lo ceñidas que le quedaban las mallas a la protagonista de la serie de dibujos animados Las aventuras de Ladybug.

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