Elliott Taylor, de 51 años, ha publicado en redes que se siente angustiado por la suerte de su amigo E.T. y teme que haya sido abatido por cazas de la Fuerza Aérea. El ciudadano estadounidense fue una de las primeras personas en acogerse al programa de CouchSurfing para largas distancias a principios de los 80, cuando alojó a un alienígena en su casa siendo aún menor de edad. Aunque oficiales de seguridad nacional han asegurado a The New York Times que los objetos volantes no identificados abatidos no eran de origen extraterrestre, considera “mucha casualidad” que los derribos coincidan con la primera videollamada por Skype que el alien no responde en cuatro décadas.

Ni está en casa ni coge el teléfono

Elliott cree que el Gobierno de Biden está ocultando lo que considera “el asesinato de mi amigo, porque, aunque parecía un excremento de esos que salen cuando has comido arándanos o remolacha, por encima de todo era mi amigo”. Su hermana, Gertie Taylor, ya se ha puesto en contacto con otras familias en su misma situación y ha anunciado que creará una asociación de afectados para pedir a la Casa Blanca y al Pentágono que aclaren lo sucedido. “No hemos visto a nuestro alienígena desde el 24 de marzo de 1990. Oímos rumores de que en 1996 estaba retenido en una prisión federal en Nevada pero ni los abogados de Amnistía Internacional han sido capaces de averiguar nada sobre su paradero. Nuestros gatos han vivido tranquilísimos, eso sí”, cuenta Kate Tanen desde una residencia de ancianos de Miami.

En otro orden de cosas, el proctólogo Michael Cruise ha escrito en su cuenta de Twitter que, por lo que a él respecta, a su amigo Mac “como si le meten un misil en el orto” porque sólo baja a la Tierra a pedirle dinero.

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