El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, ha comunicado que le parece muy bien que el presidente ucraniano se encuentre más animado y risueño tras la llamada que mantuvieron ambos el pasado miércoles, pero teme que Volodímir Zelensky haya podido malinterpretar sus palabras y dotarlas de una carga de optimismo excesiva. El premier chino asegura que no le dijo en ningún momento que fuese su intención mediar para lograr alcanzar la paz en el contencioso que mantiene Ucrania con Rusia sino que le dejara en paz de una vez, que no eran horas de llamar.

Amigo de sus amigos

El líder supremo chino asegura que empieza a estar cada día más harto de que su teléfono no pare de sonar y que todos los líderes mundiales quieran reunirse con él, como si no tuviera otra cosa mejor que hacer, para que luego entiendan lo que les da la gana.

“Primero el Putin. Que si tenemos que ser supercolegas y repartirnos mutuamente el mundo, como si los chinos fuésemos gilipollas y no nos acordásemos de lo de la isla de Zhenbao. Y ni que eran otros tiempos ni pollas en vinagre. Luego el Pedro Sánchez, que si quiero un selfie contigo, que si esta va al Instagram, que si las naranjas de la China están bien pero como las de Valencia las de ningún sitio… Qué tío pelma. Después me viene el Macron a casa, que se debe de creer que Francia ahora pinta lo mismo que cuando era dueña del chiringuito indochino. Un julai. Más tarde el primaveras del Lula. Que si tenemos que ser todos amigos, que si en las guerras no debe haber vencedores, que si el país de la piruleta… Idos todos a la mierda, mecagoendios”, exclama el secretario general en el Comité Central del Partido Comunista, donde, como son todos ateos, nadie le afea la expresión.

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