Según un estudio conjunto elaborado por la OCU, la Conferencia Episcopal y Cáritas, cada vez más padres optan por alquilar el cuerpo de Cristo para sus hijos en lugar de adquirirlo a perpetuidad. El principal motivo es el elevado coste de las comuniones, entre 1.500 y 3.000 euros de media, que desanima a las familias a obtener la carne y la sangre de Jesucristo en propiedad y las lleva a optar por modalidades más asequibles como el renting eucarístico. Las condiciones se podrán negociar con la diócesis encargada de realizar la transubstanciación, según la cantidad de Hijo de Dios que se desee adquirir.

Sacramentos más flexibles

Muchos padres y madres consideran que celebrar la Comunión de su hijo o hija para que reciban el cuerpo de Cristo es un gasto considerable, y más en estos tiempos de inflación, fluctuación de tipos de interés e inestabilidad bursátil, que rara vez se llega a amortizar. “El mayor es propietario del cuerpo de Cristo. Pero no vamos a repetir con la pequeña. No compensa. Con la niña alquilaremos. Además, las raciones de hostia consagrada que da el cura son minúsculas. El chiquillo nos dijo que se había quedado con hambre. Menos mal que luego ya se puso a gusto en el banquete, que también le digo que yo creo que come con los ojos, ya se lo tengo dicho a mi mujer, pero ella nada, ni caso, que está creciendo dice, pero el niño se nos está poniendo gordo, que no digo yo que lo vaya a querer menos por eso, pero vamos, que ya podía hacer algo de ejercicio…”, comenta Andoni Darko, padre de familia razonablemente temeroso de Dios.

Los diferentes obispados comenzarán en breve a organizar seminarios de formación de sacerdotes para que se familiaricen con las reservas, los plazos de recogida y las ofertas especiales.

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