Según recoge la revista Forbes, la Casa Atreides, accionista mayoritaria de Dunesa, ha iniciado un proceso de transformación del negocio familiar y procederá a reconvertir todas sus infraestructuras dedicadas a la extracción y procesado de especia melange al cultivo del azafrán. La devaluación en los mercados del precio de la especia, a pesar de las políticas intervencionistas de la Cofradía Espacial, ha terminado de convencer al consejo de administración de que el azafrán permite un margen de beneficio mucho mayor porque “plegar el espacio tiempo ha dejado de ser lucrativo por culpa de los paquetes turísticos baratos pero una buena paella le gusta a todo el mundo”.

Domingos de alegría

A pesar de los altos costes de producción, el precio al que se paga el kilo de azafrán, entre 8.000 y 10.000 euros, convierte a priori la aventura empresarial en un próspero negocio que llena de optimismo a los accionistas. “El clima de Arrakis es idóneo para el azafrán. Terrenos bien drenados, algo sueltos y ligeramente calizos. Sin zonas arcillosas, frías o húmedas que podrían hacer que el bulbo se pudriera. Todo bien…”, ha comentado Paul Atreides, quien ha querido evitar el polémico tema, ajeno al ámbito empresarial, sobre que su hijo Leto esté transicionando a gusano. Los principales escollos logísticos a los que se enfrenta Dunesa son la formación a contrareloj de cientos de miles de trabajadores fremen, que deben aprender a recolectar los filamentos uno a uno, y los constantes ataques de bogavantes de la arena.

La principal empresa comercializadora del producto en la actualidad, Carmencita Harkonnen, ha convocado una junta extraordinaria para planear la contraofensiva comercial y no perder cuota de mercado.

© elkarma.eus