El ex presidente de los EE.UU. y postulante a candidato a la reelección por el Partido Republicano ha pedido presupuesto a varios servicios de carpintería, tapicería y decoración para reproducir el Despacho Oval en una eventual celda de la prisión de Rikers Island. Teniendo en cuenta que la Constitución estadounidense no contempla la inhabilitación para aspirar a la Casa Blanca a un procesado por un delito federal y tampoco prohíbe que desempeñe el cargo si resulta elegido, Trump valora la posibilidad de gobernar “dignamente” desde la cárcel en caso de ser declarado culpable de los delitos de extorsión, soborno, conspiración, manipulación de testigos, obstrucción de la ley e intento de fraude electoral.

Más vale prevenir

Aunque Donald Trump confía en que, en última instancia, un comando de hombres búfalo durmientes activados mediante código verbal le rescaten del palacio de justicia en el momento de ser condenado a prisión, el neoyorkino ha decidido no jugárselo todo a una carta y confía en poder ejercer su cargo de presidente electo desde la cárcel. “Malo sería que además de declararle culpable también perdiese las elecciones. Así que lo más sensato va a ser fabricar una réplica del Despacho Oval en Rikers, y todos contentos. Los republicanos, los demócratas, Stormy Daniels, la comunidad de pescadores de caimanes, el logopeda de Joe Biden, el colectivo de votantes consanguíneos que viven en parques de caravanas, la Disney… Todos, vamos”, explica Todd Blanche, abogado de Trump, mientras toma medidas de la enfermería del presidio con una cinta métrica.

Fuentes próximas al alcaide aseguran que Trump estaría vigilado en todo momento para impedirle intercambiar el maletín nuclear por cigarrillos.

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