La deriva ultracatólica de Vox, que ha provocado un cisma en la formación y el abandono de sus filas de elementos más próximos al fascismo de centro como Iván Espinosa de los Monteros, ha generado la reacción de grupos contrarios a los movimientos Provida más conservadores. Estos colectivos, que mantienen un encendido debate dialéctico con entidades como Red Madre, el Foro Español de la Familia, la Asociación en Defensa de la Vida Humana (Adevida) o la Fundación Madrina, piden ahora una reforma del Aborto para que se aumente la lista de supuestos recogidos por la ley de plazos y se permita abortar legalmente a adultos que aún no han tomado el café del desayuno y, por tanto, no son personas.

Lógica y moral

Aunque los colectivos detrás de la petición de reforma legal aseguran contar con el apoyo de la mayor parte de la ciudadanía, concretamente la de aquellas personas que mantienen desavenencias irreconciliables con otros sujetos en el ámbito familiar, laboral, académico o meramente social, el Gobierno en funciones prefiere por el momento no debatir la propuesta en Consejo de Ministros hasta que no se haya estudiado con el debido detenimiento. Comités de expertos compuestos por especialistas en derecho comparado, etólogos, sociólogos, economistas maltusianos y catedráticos de filosofía ética, se encuentran dilucidando si desde un punto de vista legal “que haya individuos que hasta que no toman un café no son personas permitiría su aborto sin conculcar la Ley ni contravenir ningún principio de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.

La Conferencia Episcopal no se ha pronunciado al respecto pero ha declarado que les consta que los votantes de izquierda siempre han sido más de té.

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