Jean-Paul Charles Aymard Sartre (París 1905 – íbid. 1980) fue un filósofo, conferenciante sobre culturismo y modelo de productos de óptica francés que introdujo las tertulias literarias en los clubes de swingers durante la pausa del cigarro. Hijo de un oficial naval que fallece cuando tiene 15 meses (Sartre, no el oficial) y de la hija del médico Albert Schweitzer, a los cuatro años pierde la visión del ojo derecho pero no le dice nada a su madre, harto de oír que como vaya ella y la encuentre todavía se va a la cama caliente. Criarse en un ambiente pudiente le inclina a dedicarse a la filosofía, al no tener una necesidad imperiosa de ganar dinero. De naturaleza pusilánime, considera una traición el segundo matrimonio de su progenitora y dice que hasta que no se divorcie no respira, lo que casi le conduce a un aneurisma sin haber logrado su objetivo.

Personalidad camaleónica

En 1924 inicia sus estudios universitarios en la École Normale Supérieure, donde conoce a Simone de Beauvoir, encargada de la comisión de fotocopias, con la que mantiene una relación durante el resto de su vida porque Sartre es tirando a agarrado y le hace descuento en la reventa de apuntes. Habitual de las fiestas universitarias, coquetea con el clarete con gaseosa, lo que le inspira para publicar en 1938 La Náusea. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial es movilizado a filas y capturado, pero no pasa el psicotécnico de prisionero y en 1941 debe regresar a Paris. En 1943 recibe el encargo de escribir un libro de chistes sobre Heidegger. Sumido en una crisis creativa, entrega a su editor un libro en blanco que titula El Ser y la Nada. La treta no cuela y debe rellenar las páginas con circunloquios sobre la existencia humana, la esencia, la conciencia y otras improvisaciones que se le ocurren sobre la marcha. Durante los años 50 inicia una relación poliamorosa con el comunismo que le aleja de su amigo Albert Camus, anarcolibertario monógamo. En 1964 rechaza el Nobel de Literatura ante la tesitura de tener que sacar un billete de Interrail a Estocolmo en temporada alta. Durante la revuelta de mayo del 68 apoya a los estudiantes con la esperanza de que le dejen lanzar adoquines a farolas, pero tras abrirle accidentalmente la cabeza a Daniel Cohn-Bendit por culpa de su estrabismo (el de Sartre, no el de Cohn-Bendit) le ponen a escribir panfletos sobre maoismo y otras cosas de gatos.

Fallece de edema en el hospital de Broussais, cosa que, al haber perdido el ojo bueno en 1973, no ve venir.

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