Manfred von Richthofen (Breslavia, actual Polonia, 1892 – Vaux-sur-Somme, 1918) fue un acróbata áereo, animador sociocultural, aristócrata revisionista del marxismo y payaso alemán, que trajo la alegría y el buen humor a los cielos de Europa durante la Primera Guerra Mundial. Hijo de un oficial prusiano de alto rango del regimiento de Ulanos, se cría en el seno de una familia terrateniente. El amor que sus progenitores le profesan no les impide inscribirle a los 11 años en la Escuela Militar Prusiana de Breslau por haber suspendido matamáticas, conocimiento del medio y gimnasia. En la Preußische Hauptkadettenanstalt se forma en Mimo, Expresión Corporal, Técnicas de Clown y Presencia Escénica. Su origen nobiliario no le impide coquetear con el materialismo histórico y las teorías sobre la plusvalía, lo que hace que el resto de cadetes le conozcan como el Barón Rojo.

El amigo de los niños

Terminada su formación dramática, ingresa en la Caballería Prusiana, con la que, una vez comenzada la Gran Guerra en 1914, representa obras de teatro de calle por las trincheras del Frente Occidental en carromatos inspirados en los de la compañía de Margarita Xirgú. Avanzada ya la contienda, decide ingresar en la recién creada Fuerza Aérea, pero no le dejan volar con el caballo sentado en el puesto del artillero, lo que le sume en una profunda depresión que por lo menos le dura un cuarto de hora largo. En la Luftstreitkräfte conoce al artista de variedades Oswald Boelcke, que le convence de que la ametralladora de su biplano Albatros D. II dispara balas de 7,92 x 57 mm cargadas de ilusión y fantasía, y que en realidad los aviones franceses y británicos explotan de pura alegría. Animado por la comedia, en 1917 se le confiere el comando del escuadrón Jasta 11, al que bautiza el “Circo Volador”. Manfred actúa de payaso de la nariz roja y su hermano Lothar de payaso de la cara blanca. El resto de miembros de la formación ejercen de trapecistas, domadores de cocodrilos, contorsionistas y lanzadores de cuchillos. La ilusión de Richthofen es incluir en el circo un pinnípedo de esos que chocan las aletas cuando les das una sardina, pero un fallo en la transcripción de la solicitud provoca que el Alto Mando le acabe trayendo un Fokker Dr. I.

Fallece en plena función un 21 de abril, sobre el río Somme, en Francia, cuando el piloto canadiense Arthur Roy Brown roza sin querer, al aplaudir el número de la flor que echa agua, la ametralladora de su Sopwith Camel, la cual, también es mala suerte, sí que disparaba balas de verdad.

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