Los artilugios municipales que operan de madrugada adornados con una luz naranja, y emitiendo más ruidos que un R2D2 borracho, llevarán desde enero de 2027 blindaje extra. Además, acoplarán a sus cilindros barredores un sistema de lanzallamas que servirá para incinerar todo tipo de residuos, incluidos noctámbulos de apariencia humanoide. La Confederación de Madres que Parieron al Concejal de Obras y Servicios (COMAPACOS) ha conseguido que el Ministerio de Defensa costee esas mejoras con cargo al aumento de gasto militar exigido por la OTAN. Los conductores de las máquinas barredoras deberán reciclarse acreditando doce horas de juego en el Tank Simulator o veinticuatro en el Comecocos de toda la vida.

La calle es mía

Las agresiones sufridas por vehículos y personal han llevado a tomar unas medidas que pueden haberse quedado cortas. “El blindaje protege y con el lanzallamas puedes abrirte camino bien entre zombies gaupaseros pero hay que meter mano ya a los vecinos semidesnudos que arrojan objetos a las barredoras desde los balcones”, denuncia María de la Mordida Talego, secretaria general de COMAPACOS. Se refiere Talego a que “no ha colado” la adición de un segundo puesto en las barredoras para un artillero de cola con o sin enchufe del concejal. Este operario, afirma Talego, cubriría el flanco trasero con una ametralladora ligera MG. “Si el ayuntamiento es progre”, acota su compañera Piluca Zolleno, “vale con un proyector de ondas aturdidoras de amplio espectro”.

Usados ya en EE.UU. y otras dictaduras democráticas, Zolleno explica a todo aquel que quiere escucharla que a base de reguetón, anuncios de compramostucoche.com o el himno del equipo de fútbol local se puede dejar más atontado de lo normal y “fácilmente” a un bloque de cinco pisos.

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