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Hoy día las estadísticas que más interesan son las que reducen el mundo a 100 personas para decirnos que casi 30 son unos muertos de hambre. Veamos qué pasa si lo reducimos a cuatro, coincidiendo con la historia bíblica. Pues efectivamente, en este juego uno de ellos estará muerto o bien haciendo el papel de víctima, Abel. Otro 25 % representaría al asesino que en nuestros días se disfraza de soldado, político o abogado. Me encuentro con un problema al identificar al resto: todos saben que los dos oficios más antiguos son: espía y puta. Adán y Eva. Jaque y Mate.
Pero centrándome en el tema que me atañe, os diré que Caín fue soldado cuando mató a su hermano como si una guerra se hubiese declarado, político al exigir la necesidad de un guardián, abriendo desde un inicio, antes de la existencia del Estado, un debate sobre la necesidad de la policía. Y hacía de abogado porque es lo que casi todos los políticos han estudiado, y así, al apelar a un guardián, buscaba un atenuante. ¿Dónde estaba Dios cuando esto iba a pasar? ¿No estaba viéndolo? ¿Por qué no intervino pero sí apareció para declarar sentencia? Aquel Dios, novato en clonación enana y mucho más sobre población libre y desobediente al sistema. Seguro que entendía muy bien los ataques de ira y la mano de hierro.
Egoitz Arrien © humorenlared.com |
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