Donald Trump ha admitido que no se había percatado de que la guerra era mala hasta que no ha oído las palabras del Papa León XIV pidiendo el cese de los bombardeos a Irán. El presidente de EE.UU. confiesa sentirse ahora un poco azorado ya que “en la vida se me habría podido pasar por la cabeza que la guerra pudiera estar produciendo un sufrimiento tan indecible”. Trump ha agradecido el discurso del Papa del pasado domingo y afirma que de no ser por sus sabios consejos de vicario de Cristo en la Tierra seguiría teniendo la falsa percepción de que las guerras sirven para solucionar las cosas “como cuando le dices a tu vecino del primero que como no pague la derrama del ascensor lo mismo le calzas una hostia, cosa que, por lo que tengo entendido, también debe de estar mal”.

Menudo papelón

Trump asegura sentir una mezcla de bochorno y sentimiento de culpa por haber ordenado bombardear plantas de enriquecimiento de uranio en Fordow, Natanz e Isfahán, como parte del apoyo a la campaña militar israelí contra Irán. “Menos mal que no había nadie y no ha habido que lamentar víctimas mortales. No me lo hubiese perdonado en la vida. De no ser porque el Papa nos ha dicho que aplanar a bombazos los países de otras personas no está bien seguría yo viviendo en el autoengaño”, ha declarado el jefe del ejecutivo estadounidense, visiblemente apesadumbrado y mirando al suelo. Fuentes cercanas a la Casa Blanca han informado de que Trump ha telefoneado a Netanyahu para preguntarle si ha escuchado lo que les ha dicho el Papa sobre matar gente, no vaya a ser que no se hubiera enterado y continuase con su operativo militar totalmente ajeno a las implicaciones morales de sus actos.

León XIV le ha respondido a Trump que un fallo lo tiene cualquiera, pero que hay que tener más cuidado para otras veces.

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