Psicólogos, terapeutas y otros profesionales de la salud mental recomiendan aburrirse defecando. Según un estudio clínico publicado en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology, se desaconseja consultar el móvil o leer las etiquetas del champú mientras se excreta. La tesis central de la investigación establece que el momento de la evacuación es uno de los pocos en los que el individuo se encuentra solo consigo mismo, en un entorno aislado, y por lo tanto debe aprovecharlo para reflexionar sobre la existencia, hacerse preguntas acerca de su papel en el devenir del cosmos y repasar sus logros vitales y sus proyectos de futuro entre movimientos intestinales. El paper considera que cagar es una experiencia catártica que sume a la persona en un estado de concentración privilegiado y, por lo tanto, no debería desvirtuarse con subterfugios que distraen y privan de profundidad a la experiencia.

Sacarlo todo fuera

Los autores del artículo no conciben la obsesión por el mindfulness cuando basta con renunciar al uso del celular o a ojear la composición química del gel de baño mientras se hace de vientre. El equipo de psicoterapeutas abunda en que aburrirse es prioritario, independientemente del estado de salud. “A las personas que padecen diarrea se les brinda una oportunidad de oro para embarcarse en largas meditaciones sobre cómo se relaciona la subjetividad de la experiencia con la objetividad del mundo. Y las estreñidas pueden reflexionar sobre si es la angustia una señal de autenticidad o un obstáculo para vivir plenamente”, explica Paula Vativa, psicóloga conductual.

La Asociación de Terapeutas Católicos ha aplaudido los aspectos ontológicos del estudio pero ha pedido a la ciudadanía que no disfruten demasiado cagando porque el hedonismo conduce a la concupiscencia.

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