El Gobierno de España convocará oposiciones a 8.131 plazas de Tonto Expiatorio. Cada municipio contará con un Tonto, o Tonta, destinado a abrir la boca en el momento más inoportuno a cambio de recibir ojos en blanco, gestos de desaprobación, insultos y agresiones físicas de carácter leve. El Tonto Expiatorio se desplegará en su primera fase por los plenos de los ayuntamientos. Así lo recoge el acuerdo entre el Ministro de Transformación Digital y de la Función Pública de España, Óscar López Águeda y María José García-Pelayo Jurado, Alcaldesa de Jerez de la Frontera y presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias. Más adelante les llegará el turno a las colas del paro, las paradas de autobús y las Inspecciones Técnicas de Vehículos.

Sí cabía un tonto más

El Tonto Expiatorio, que no tendrá carácter de agente de la autoridad, canalizará a través de su idiocia el malestar social en cada localidad. “Llamar hijo de puta, subnormal o incluso incompetente al alcalde puede tener consecuencias judiciales para el ciudadano. Llamárselo al Tonto Expiatorio no las tendrá”, confirma Juan María Pegafuerte desde la Subsecretaría de Innovación Funcionarial del ministerio. Para acceder a la oposición bastará acreditar la nacionalidad española. Deberá adjuntarse un video viralizable o el testimonio jurado de dos convecinos que acrediten la estupidez del interesado. “Aunque parezca nepotismo, para este tema es mejor que sean familiares porque nadie nos conoce mejor, ¿verdad?”, señala Pegafuerte.

Ante semejante, e inesperada, oferta de empleo público las academias que preparan oposiciones están buscando los profesores adecuados. Tertulianos televisivos, cuñados y gilipollas integrales son los perfiles más demandados para impartir las clases de un temario que nadie conoce todavía oficialmente.

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