La cantante y compositora Carla Bruni ha informado a los medios de comunicación de que no tiene ninguna intención de sacar a Nicolas Sarkozy de la cárcel dentro de un bafle. La actriz italiana, esposa del ex presidente de Francia, quien cumple actualmente condena en la prisión de La Santé por financiación irregular de su victoriosa campaña electoral de 2007, asegura que no tiene “el coño para ruidos” como para andar organizando un plan de fuga a estas alturas de la película. Aunque la mayor parte de los reclusos del presidio parisino ha agradecido el gesto de Bruni de no actuar en la cárcel a modo de tapadera para el plan de escape, alegando que la respetan mucho pero que si escuchan una vez más Quelqu’un m’a dit se ahorcan con los cordones de los zapatos, Sarkozy ha sido visto enfurruñado y con cierto gesto de desengaño.

Eficacia probada

Según fuentes próximas al Ministerio de Justicia francés, Bruni ya ha tenido varios encuentros con su esposo en el locutorio de la prisión, en los que la turinesa habría desestimado la idea de Sarkozy de escapar dentro de un bafle, convenientemente vaciado, tras el concierto. “Hostia cariño, que no es por logística, coño. Si por caber tú cabes en uno de esos altavoces portátiles chiquiticos que se conectan por bluetooth. Pero que no me da la puta gana, Nicolas… Que no me da. Me cagüen la puta. Que con la apelación sales de aquí en un mes, joder. Aguanta un poco, coño…”, se le oía decir a la ex modelo de Yves Saint Laurent.

Funcionarios de prisiones de La Santé afirman que Sarkozy da vueltas por su celda individual con ducha y televisión de pago, y gimotea melancólico cada vez que escucha una cinta de grandes éxitos de Kortatu obtenida de contrabando tras haber sido introducida en la cárcel dentro del recto de una visita que acudía a un vis a vis. Convenientemente rebobinada, eso sí.

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