Txarriboda News 1499 (29-10-2025)
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La decepción es el sentimiento común entre la comunidad científica y la ciudadanía tras el desalentador informe médico del contratista accidentado en la central nuclear de Palisades, en Michigan. Según el equipo radiológico que atendió al trabajador después de precipitarse el pasado 21 de octubre en una piscina llena de agua borada utilizada para controlar la radiación, el hombre sigue siendo la misma persona mediocre que ha sido siempre. La Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC) no puede ocultar su frustración tras confirmar que el empleado no ha desarrollado “ni un triste superpoder” por lo que, explica la agencia, el susto ha sido para nada. Las pruebas médicas preliminares han consistido en propinar puñetazos en el estómago al trabajador, quemarle las yemas de los dedos con un mechero y arrojarlo por el hueco de la escalera desde un primer piso, sin que el accidentado haya dado muestras de desarrollar superfuerza, invulnerabilidad ni capacidad de vuelo. El pobre desgraciado El portavoz de Holtec International, empresa propietaria de la central, ha calificado las consecuencias del accidente de “decepcionantes”, aunque no descarta continuar sometiendo al empleado a nuevas pruebas, en la confianza de que haya desarrollado otras habilidades especiales que por el momento permanezcan latentes. “Como se ha caído en un deposito de agua radiactiva y ha sobrevivido para reincoporarse al trabajo al día siguiente, cabe la posibilidad de que ahora pueda respirar debajo del agua. O que se comunique telepáticamente con las merluzas. Iremos viendo”, explica Mike Mlynarek, máximo responsable de la central. El contratista siniestrado ha agradecido las muestras de preocupación de sus empleadores, aunque no entiende porque le han regalado unos zapatos de cemento y le han invitado a un paseo en barca. © elkarma.eus |
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