Una iniciativa pionera ayudará a todas aquellas personas que se encuentren sumidas en la zozobra, la incertidumbre y la inquietud ante el contexto de la pandemia. El programa piloto Vive sin esperanza consistirá en poner en contacto, en sesiones de terapia grupal, a esa gente desmotivada por la Nueva Normalidad con adolescentes que han vivido dos crisis mundiales.

La vida son dos días

“Los chavales nacidos a partir de 2002 se han comido la crisis económica de 2008 y la del coronavirus de ahora mismo, y tienen los huevos pelaos, si me permite la expresión sexista y totalmente fuera de lugar, de vivir en un estado constante de angustia vital y vacío existencial”, apunta Juancar Pediem, psicólogo especializado en constelaciones familiares y árbitro de kick boxing. El objetivo de las sesiones es que los jóvenes instruyan a los “adultos en proceso abúlico” para que desarrollen destrezas resilientes, hedonistas “e incluso nihilistas, que, total, los muebles de la sala de terapia están asegurados”, explica Pediem mientras echa la llave a la vitrina donde guarda los bates de baseball.

Los adolescentes adiestradores, en proceso de reclutamiento por parte de los organizadores de la iniciativa, deberán pertenecer a “familias de clase trabajadora, porque los jóvenes de clase alta todavía tienen fe en que las cosas no están tan mal y su optimismo resulta desalentador”.

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