El gremio de pintores de Euskadi ha publicado un comunicado en el que denuncia públicamente que los ciudadanos están “pisándoles las líneas rojas de la pandemia” que llevan trazando en todos los municipios vascos desde finales de julio. El colectivo pide públicamente a Gobierno Vasco, Diputaciones y Ayuntamientos que no tarden en decretar un confinamiento para poder desarrollar su actividad “en paz y sin interrupciones”.

Preocupación de doble capa

“Yo entiendo que la gente quiera hacer vida normal y los locales hosteleros tengan que ganarse la vida, pero una cosa es la libertad y otra el libertinaje”, expresa Josebe Lázquez, portavoz del colectivo de pintores que asegura estar “harta de pasarse el día dando una segunda mano todo el tiempo porque la gente deja la huella en las líneas, día sí, día también”. Tanto los profesionales que trabajan por su cuenta como los que realizan trabajos subcontratados por instituciones públicas consideran la situación insostenible porque “al llevar todo el mundo mascarilla, como nosotros, que pintamos con pistola, nunca sabes quién es compañero y quién un advenedizo que te arruina la labor”.

Diferentes agrupaciones de jardineros y socorristas de playa se han unido a la protesta porque, sostienen, “la irresponsabilidad de la ciudadanía está dando mala fama a los brotes y a las olas”, y temen que, de prohibirse, su futuro laboral se vea comprometido.

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