El desabastecimiento de chips en el mercado mundial ha obligado a todos los laboratorios que fabrican vacunas contra el coronavirus a paralizar la producción, lo que causará el cese de las campañas de vacunación en todo el planeta. Bill Gates ha llamado a la calma y confía en que la distribución de piezas de material semiconductor se reanude en breves semanas para poder continuar introduciéndolos dentro de los viales.

Retraso generalizado

Los laboratorios de Pfizer, AstraZeneca, Janssen, Moderna y el Instituto Gamaleya se encuentran “totalmente desolados” al no poder cumplir los plazos de entrega, retrasando la inoculación de chips, administrados a través de la vacuna. Los rebrotes de coronavirus entre trabajadores del puerto de Yantián (sur de China), el mayor del mundo entre los que tienen una única terminal de contenedores, con los consiguientes atascos en los buques de carga, están demorando la campaña de control mental planetario “sine die”. “Primero se acabaron los componentes electrónicos de Mercedes, pero como no éramos Mercedes, no hicimos nada. Luego se acabaron los de SEAT, pero como no éramos SEAT, tampoco hicimos nada. Ahora se nos han acabado los nuestros, pero ya es demasiado tarde”, declara Rebecca Chiporra, técnico de laboratorio especializada en circuitos integrados e interruptores conductuales, mientras trata de contener con una escoba a varios sujetos de prueba que han conseguido escapar de su celda.

Millones de receptores de la primera dosis de la vacuna han pedido a los diferentes gobiernos de todo el mundo que tomen cartas en el asunto, debido a que, de momento, sólo pueden acceder a la mitad de las plataformas digitales guiñando los ojos, sus móviles pierden cobertura y las espátulas no terminan de quedárseles pegadas en el brazo, haciendo el ridículo antes sus amistades durante las yincanas de fin de semana.

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