Un hombre de 72 años ha comunicado a sus familiares y amigos que podría ser un robot después de haber sido incapaz, tras más de diez intentos, de resolver el captcha que le permite descargarse en certificado COVID digital en la página web del departamento de salud de su comunidad autónoma. Asegura encontrarse sereno pero preocupado por todas las cosas que tendrá que replantearse a partir de ahora.

Ahora sueña con ovejas eléctricas

Alain Turingoitia, jubilado de Petronor, ha manifestado su contrariedad por saberse ahora una entidad cibernética en lugar de un organismo vivo basado en el carbono, y aguarda con intranquilidad “las implicaciones que esto puede tener en mi día a día”, como por ejemplo “si con eso de ser un robot el médico va a tener que cambiarme la medicación para la tensión o si mi condición sigue siendo compatible con la tarjeta Oro de transportes”. A pesar de tratar de asumir su naturaleza revelada por el captcha, Turingoitia ha afeado a la administración haber tenido que enterarse de esa manera. “No me lo esperaba. Ha sido un shock. Y eso que en mi vida me ha pasado de todo. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Pintar llamas en los alerones de un Ford Orion. Buscar los comprimidos de vitamina C en la oscuridad cerca de la puerta de la cocina. Ahora todos esos recuerdos se perderán como lágrimas en una tarde de agosto en Bilbao, que no deja de chispear…”, ha explicado mientras ayuda a su yerno a arreglar un tabique de la terraza de su casa.

Varios grupos de jubilados aseguran encontrarse en la misma situación que Turingoitia y no descartan concentrarse en la puerta de los ayuntamientos para reclamar que les instalen de una vez el cañón de rayos láser y los puños eyectables.

© elkarma.eus