La ampliación del aforo máximo en los estadios de fútbol al 60% va acercando, poco a poco, los encuentros deportivos a la normalidad previa a marzo de 2020. Sin embargo la afición dista mucho de haber recuperado la forma. Según datos recopilados por el Ministerio de Cultura y Deportes a través de la Real Federación Española de Fútbol, los insultos, improperios y amagos de agresión entre hinchadas durante la última jornada de Liga “han seguido siendo vacilantes torpes, balbuceantes, sin coordinación, muy alejados de lo que nos tenían acostumbrados, después de más de año y medio de inactividad”.

Muy verdes

“Esperamos que los hinchas no tarden en tomarle el pulso a los partidos y no desaprovechen ocasiones de injuria, agravio y ofensa hacia los seguidores del equipo contrario. De momento estamos viendo poco hambre de patada voladora. No se está sudando la bufanda…”, se lamenta Josete Reviento, gestor de feng shui del Consejo Superior de Deportes. Según informes de equipos de psicólogos, haber tenido que ver los partidos en casa ha provocado un efecto ansiolítico en el aficionado que ha inhibido el principio de violencia gregaria. “He llegado al campo un poco abrumado. Son muchos meses sin venir. Los insultos racistas me salían como impostados… poco convencidos… No he dado el cien por cien”, reconocía apesadumbrado un miembro de Ultras Sur.

Los responsables de los clubs consideran que es aún muy pronto para hacer balance de lo que será la temporada y confían en que la asistencia continuada a los campos de fútbol devuelva a los aficionados la confianza en ellos mismos.

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