Operarios de galeras del trirreme Stella Maris, destinado a la campaña de Tracia, han denunciado prácticas por parte de la empresa que podrían rayar en el maltrato laboral. Según los trabajadores, se están utilizando grilletes que no han pasado la inspección desde hace años y el ritmo de boga que se marca con el tambor ha llegado a un punto muerto en la negociación del convenio.

Abusos en cadena

Aunque aún no se habla de huelga, los ánimos están tensos en el comité de empresa. “Llegas el primer día de tu contrato de diez años de trabajos forzados con ilusión, pero la patronal sólo piensa en su propio beneficio, no le importen las condiciones de sus trabajadores. Cuando se habló de ERTE nos dijeron que todos remábamos en el mismo barco. Pero al final ha resultado que sólo remábamos nosotros…”, explica Máximo Dorra, delegado de bancada, que asegura tener que pagar las reparaciones del látigo de su propio bolsillo. La plantilla del Stella Maris aún no tiene claro si se reunirá con su delegado sindical o directamente verá varios videos en Youtube de Alberto Rodríguez. “Probablemente lo primero, porque una vez traté de reparar la caldera de gas con un tutorial de esos y no guardo buen recuerdo”, comenta Dorra.

El clima de descontento se ha extendido a otros sectores, como el de las minas de sal o el de las ruedas gigantes de molino. “Hemos pasado de las jornadas de 20 horas a las de 22. Caminamos hacia la precarización…”, declara un empleado anónimo que no ha denunciado antes “porque tampoco te ibas a arriesgar a perder un trabajo para toda la vida”.

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