La comunidad médica internacional se encuentra consternada ante el nacimiento en un hospital de Cuenca de un niño que llevaba un pan debajo del brazo. Científicos de todo el mundo tratan de encontrar una explicación a esta anomalía genética que no sólo ha provocado serias complicaciones en el parto, al tratarse de una txapata rústica de tres kilos, sino también la baja de dos comadronas celiacas.

Homo cerealis

La dirección del hospital, que ha negado cualquier relación entre el nacimiento del niño y las variantes del coronavirus, ha ordenado la cuarentena del bebé en una habitación aislada del centro médico “básicamente porque en estos días estamos teniendo huevos fritos en el menú de la cafetería y no me termino de fiar de los médicos de Digestivo, que mucho recomendar el ayuno intermitente y luego les va untar más que a un tonto una tiza”, informa Juanma Samadre, director del hospital, más partidario del pan de molde. El alumbramiento del niño mutante “ha llegado en el peor momento posible, porque con tanto ERTE y tanto cierre de negocios, los padres de la criatura se van a hacer ilusiones y no está el horno para bollos, con perdón”, añade Samadre. A pesar de que el niño y la madre se encuentran bien de salud, el equipo médico les está sometiendo a tomografías axiales computerizadas (TAC) “con mucho cuidado, eso sí, porque si dejas al bebé dentro demasiado rato el pan se le reseca y luego no vale ni para hacer torrijas”, apunta el técnico de laboratorio que supervisa la monitorización.

El padre del niño confía en que el pan debajo del brazo sea operable, aunque no descarta comprar varias ristras de la Lotería de Navidad, “por si acaso”.

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