La Organización Mundial de la Salud ha anunciado al mundo durante su último congreso extraordinario que “la vida es una mierda, así, en general” y que las enfermedades, incluida la covid, son lo de menos frente a la inabarcable frustración que genera la futilidad de la existencia humana y su total y absoluta falta de sentido.

Algo para pensar

Tedros Adhanom, director general de la OMS, aseveró durante su intervención que, mucho más que la pandemia de coronavirus a escala mundial, deberían angustiarnos “las inseguridades y zozobras metafísicas que nos surgen cuando asumimos que, probablemente, estemos solos en el universo, no exista el alma, ni Dios, ni ninguna divinidad protectora que vele por nosotros, la vida carezca de propósito y la muerte sea un escollo inevitable que ponga fin de forma inapelable a todas nuestras ilusiones, anhelos y delirios de trascendencia”. El inmunólogo etíope ha continuado su disertación asegurando que las medidas sanitarias para frenar la propagación de la variante Ómicron “son sólo parches, medidas temporales que, aunque cumplan su propósito, no evitarán el momento en que el sol comience a fusionar el helio, se convierta en una estrella gigante roja y consuma nuestro planeta y todos los colindantes”. A propósito del cese de la existencia ha abundado en el hecho de que los magnates que persiguen la prolongación perpetua de la vida humana “son sólo niños ricos, indefensos e inseguros, que se agarran a un clavo ardiendo para tratar de retrasar lo insorteable”.

El congreso ha terminado con un ágape de canapés y vinos del país, de los que el propio Adhanom ha dado cuenta con aire taciturno y como ausente.

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