Cristina Arreglada, profesora sustituta de Literatura Dramática para Teatro de Gesto en la Real Escuela Superior de Arte Dramático asegura sentirse muy inquieta e insegura porque sospecha que todos sus alumnos fingen. La docente teme que pueda formar parte de una conspiración y que por eso los asistentes a sus clases se comportan como si estuviesen actuando.

Estudiado simulacro

“Que yo sea paranoica no significa que no me sigan. No sé. Esas voces engoladas, esos manierismos en el gesto, esas miradas intensas, esas caras desencajadas… Por no hablar del lenguaje corporal, como encogidos sobre si mismos, con los brazos extendidos, haciendo el grito sordo… Para mí que están fingiendo todo el rato y que luego cuando se van a sus casas no se comportan así”, confiesa Arreglada minutos después de sorprender a una alumna haciendo ejercicios con la mandíbula y emitiendo sonidos guturales mientras agitaba los brazos y daba saltitos. La profesora de la RESAD admite que al principio pensó que podría tratarse de personas con problemas psicomotrices o con algún tipo de dolencia neurológica que les afectaba al habla. “También llegué a pensar en algún tipo de afonía crónica, porque cuando leían un texto de Ibsen o de Mayorga le hablaban al cuello de su camisa, arrastrando las palabras. Creía que les estaba dando un ictus. Pero luego ya se les entendía cuando dejaban de leer. Más o menos…”, añade Cristina Arreglada.

La docente insiste en que sus alumnos le ocultan algo, “porque canta un poco tanta falta de naturalidad”, y ha comunicado a la policía que duda entre la invasión extraterrestre y un piloto del reboot de Inocente, inocente.

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