El Observatorio de la Juventud para el Contagio y la Propagación ha reportado a los organismos encargados de la gestión de la pandemia en España que cada vez más jóvenes coronavirus deben emigrar a ciudades chinas para poder acceder al mercado de trabajo. La crisis de la pandemia, que cada vez cuenta con menos infectados, ha obligado a muchas variantes Ómicron a tener que labrarse un futuro profesional fuera de casa.

Generación perdida

La falta de oportunidades de empleo, la escasez de brotes y la precariedad con que se afronta el I+D (en España apenas se invierte en nuevas mutaciones) obliga al coronavirus a hacer la maleta, trasladarse a Asia en un vuelo sin pasaporte COVID, y tratar de establecerse laboralmente en China. “Es una vergüenza que debamos abandonar el sitio que nos ha visto nacer y en el que dábamos por sentado que echaríamos raíces. Las autoridades sanitarias advierten de una séptima ola de contagios, pero nunca termina de llegar. Y ya nos hemos cansado de esperar”, explica una muestra de SARS-CoV-2 que trabajaba en un laboratorio farmacéutico hasta que un ERTE le obligó a cerrar.

Coronavirus que trabajan en Shanghái desde marzo aseguran que “con 26 millones de humanos trabajo no falta” pero confiesan que las diferencias culturales hacen que el día a día se vuelva complicado. “Aquí los confinamientos se los toman en serio, nada que ver. Hay menos policía de balcón pero más policía policía, de la que ata a personas a farolas si no llevan mascarilla. Supongo que será cuestión de acostumbrarse, que tampoco es plan de quejarnos de vicio”, declara una cepa de Ómicron coruñesa mientras trata de colarse en un edificio colmena a través del conducto de ventilación.

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