Un seguidor de Freud ha provocado una multitudinaria pelea en una casa de masajes al recriminar a una de las profesionales del establecimiento el uso de publicidad engañosa como reclamo. El freudiano ha tenido que ser reducido por la policía municipal mientras gritaba que el masaje con final feliz es una entelequia ya que, según las tesis de El malestar de la cultura, la felicidad es algo que siempre intentamos alcanzar y que nunca logramos prolongar.

Error de base

El enfrentamiento alcanzó momentos de tensión cuando la masajista respondió al cliente que Freud sostiene que lo que llamamos felicidad “no es sino la satisfacción, preferiblemente repentina, de necesidades que están siendo reprimidas”, por lo que la oferta del masaje no sólo no es una quimera sino que “se ajusta perfectamente a los postulados del psiquiatra vienés que con tanta vehemencia defiende el caballero”. A pesar de la presencia policial, otros clientes que esperaban turno se unieron a la discusión generándose escenas dramáticas captadas por las cámaras de seguridad. Un defensor del platonismo se encaró al freudiano y a la masajista y comenzó a argumentar que la felicidad sí es alcanzable “pero sólo en el mundo inteligible, cuando el hombre puede contemplar las esencias de las cosas más allá de la ilusión que nos ofrecen nuestros sentidos”.

La pelea iniciada por un grupo de incontrolados seguidores de Nietzsche, que gritaban que la felicidad es la superación de adversidades y la búsqueda del placer no es más que un deseo propio de personas mediocres, obligó a que los antidisturbios cargasen dentro del establecimiento con el resultado de varios heridos de diversa consideración.

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