Txarriboda News 860 (24-05-2023)
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A pesar del aparente interés en generar estabilidad laboral en el mundo del bel canto, los expertos aseguran que la reforma laboral sólo ha servido para que las obras operísticas se llenen de contraltos fijos discontinuos. Esta tesitura de voz es la que más sufre la precariedad, y cada vez son más las mujeres que trabajan en este género de música teatral, en el que una acción escénica se armoniza, se canta y tiene acompañamiento instrumental, que califican la situación como “grave”. Norma Tosca Compañías de ópera y teatros nacionales creen que la proliferación de contraltos fijos discontinuos causan inquietud tanto entre los profesionales como entre el público, que un día cree que va a ver a Nathalie Stutzmann o a Sara Mingardo y se quedan con las ganas porque hasta dentro de tres meses no se reincorporan a la actividad laboral. “Tu sabes que con tenores, sopranos o barítonos puedes estar tranquilo pero la precariedad laboral de contraltos temporales o fijos discontinuos sólo generan incertidumbre melómana y miedo hacia el futuro”, explica Montserrat Yegüé, tramoyista del Teatro Real a quien no le extraña que cada vez más mezzosopranos sustituyan en el escenario a contraltos “no ya por intrusismo laboral sino porque con esa mierda de condiciones laborales a ver quién es la guapa que se mete en este negocio, esto llega a pasar hace un siglo y Marianne Brandt se hubiese tenido que meter a cajera del SPAR de Viena”. En otro orden de cosas, asociaciones de amigos de la ópera se quejan de que el alza generalizada de precios provoca que cada vez se note más que el vestuario de Aida o Nabuco la sección de carnaval de los chinos. © elkarma.eus |
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