Numerosos hackers han comenzado a publicar en la Deep Web que programar código malicioso con la máscara de V de Vendetta puesta “todo el santo día” es “incomodísimo”. Aunque el primer pirata informático que ha admitido el engorro que supone programar con la careta de Guy Fawkes proviene del entorno del grupo ruso REvil, miembros de otras organizaciones clandestinas le han dado la razon. Hackers de LockBit, Hive o Lazarus Group reconocen que casi no ven lo que teclean, el plástico no transpira y resulta poco práctica a la hora de beber directamente de la lata de Monster. A pesar de los inconvenientes que conlleva tener que llevar puesta la máscara del revolucionario católico inglés, admiten que la ética y la estética deben ir de la mano “aunque nos caguemos en dios por tener que llevar la puta careta”.

Es lo que hay

La máscara, popularizada por la película de 2005 entre la comunidad hacker a pesar de que el cómic en el que se basa es más de veinte años anterior, es parte del código de vestimenta obligatoria de los piratas informáticos “como cualquiera puede comprobar si busca la imagen de un hacker en Google imágenes”, y deben llevarla “hasta para ir a la charcutería a por 200 gramos de chopped”, según informa Herman Garrán, creador de ransomware para el grupo DragonForce. Los piratas informáticos reconocen que su actividad sería mucho más sencilla si la pudieran realizar “sin la mascarita de los cojones” y confiesan que tampoco ayuda tener que llevar subida la capucha de la sudadera “y luego pega eso un cante a sudor que vomitan las moscas”, pero que es la vida que han elegido.

Alan Moore, guionista de la novela gráfica, se ha limitado a comunicar que son gilipollas, pero que, en realidad, a él todo el mundo le parece gilipollas.

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