La posible apertura tras el puente de diciembre de las terrazas de los locales hosteleros de Euskadi, que deberán seguir manteniendo estrictas medidas de aforo, ha llevado a asociaciones del sector a llegar a un acuerdo de cooperación con la Federación Vasca de Puenting “para alcanzar sinergias beneficiosas para ambas partes” que permitan a los ciudadanos recoger cómodamente sus consumiciones “prácticamente desde casa”.

Más allá del balconing

“Por un lado tenemos unos bares a los que no se puede entrar. Por el otro, a gente hasta las gónadas del toque de queda y de no poder mamarse en el garito de debajo de casa. Teníamos la solución delante de nuestras narices…”, explica Maika Astañazo, coordinadora de la iniciativa y empleada de una tienda ropa de trabajo y arneses de seguridad. La propuesta desarrollada por hosteleros y aficionados a los deportes de riesgo consiste en “hacer el pedido por teléfono, asegurar a una persona a la barandilla de la azotea de su bloque con una cuerda, lanzarla cuando el camarero deje las consumiciones sobre la mesa de la terraza del bar, que la persona en descenso vertical las agarre y luego se la vuelve a subir tirando de la cuerda”, detalla Astañazo mientras dibuja un croquis en una servilleta de papel.

Los artífices del proyecto son conscientes de que, al tratarse de una iniciativa pionera, “habrá que limar detalles, como si el pago se hará por Bizum o la propia longitud de la cuerda”, aunque reconocen que “si fallan los cálculos las primeras veces tampoco pasaría nada porque el ambiente está muy aburrido en la calle y así por lo menos los vecinos tendríamos algo que comentar hasta que apareciesen las ambulancias, el secretario del juzgado y los servicios de limpieza”.

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