El Gobierno de Japón ha dado luz verde a un plan de cría en cautividad de niños para tratar de evitar su extinción. El primer ministro nipón, Shigeru Ishiba, y la titular de Asuntos de Infancia, Junko Mihara, han anunciado que la Dieta ya ha aprobado el proyecto y en breve se procederá a la captura de parejas fértiles para ser trasladarlas a un hábitat controlado que recree las condiciones favorables para su reproducción y cría. El objetivo es sacar al niño japonés de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La UICN y el ejecutivo japonés ya han concedido los permisos para proceder a la caza de especímenes seleccionados, principalmente otakus que merodean por el distrito tokiota de Akihabara, para que “dejen de hacer el hostias” y mantengan relaciones sexuales con personas y no con periféricos hápticos.

Reto demográfico

Movimientos ecologistas de todo el mundo han aplaudido la medida, siempre y cuando el proyecto de recuperación de los niños japoneses no se les vaya de las manos como con los conejos en Australia. El ministro de Medio Ambiente ha comunicado que, paralelamente, se procederá al sacrificio controlado de personas mayores de 65 años, que en la actualidad suponen un 29,9% de la población. “Probablemente enviemos a las fuerzas de autodefensa a parques a los que acuden los viejos a hacer taichí con redes de esas de cazar palomas. El anciano es peligroso si se siente acorralado, así que habrá que proceder con cautela”, informaba Keiichiro Asao.

El plan B del Gobierno, en caso de no alcanzarse los cupos reproductivos, será finalizar la Era Reiwa y reinstaurar el Periodo Sengoku, “porque ante un horizonte de guerra y pillaje constante a la gente le da por follar y morirse, generalmente en ese orden”, concluía Ishiba.

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