Txarriboda News 1419 (14-07-2025)
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Estilistas, influencers, personal shoppers, asesores de imagen y diseñadores textiles avalan el éxito de las gorras transparentes entre hombres de mediana edad que quieren dejar claro que llevan la prenda por moda y no porque sean calvos. Lo que había comenzado como una tímida tendencia se ha convertido en paradigma entre caballeros maduros que presumen de estilo pero no desean que exista la más mínima sombra de sospecha acerca de si utilizan tocado porque les avergüenza lucir una alopecia galopante imposible de disimular de otra manera sin perder la dignidad. El auge de las gorras irlandesas, beisboleras, boinas, gorras inglesas y sombreros borsalino confeccionados con Etil Vinil Acetato, PVC, poliuretano o hule transparentes compensan su impacto negativo en el medio ambiente con un gratificante aumento en los índices de autoestima de hombres que lo mismo te pegan un rodillazo en la zona inguinal si les preguntas si conocen Turquía. No vayan a pensar El apogeo de las gorras transparentes que aportan estilo pero no se utilizan como subterfugio para disimular la ausencia involuntaria de cabello ha calado especialmente entre el segmento de hombres maduros que creen que el empoderamiento es necesario y el bodyshaming una práctica reprobable, pero que en cualquier caso no va con ellos porque tienen pelazo y desean que esa circunstancia quede muy clara. “Es verdad que se pierde un poco lo que viene siendo el cromatismo de la prenda, ¿no? O sea, transparente es transparente. Ni crudo, ni burdeos, ni tabaco, ni camuflaje. Y luego que como parasol tampoco va muy bien porque hace efecto lupa y te abrasiona el cuero cabelludo. Pero eso es porque hay cuero cabelludo. Mejor eso que ser un puto calvo acomplejado”, aclara Juancar Zinoma, cazador de tendencias comprometido con rescatar el mullet. © elkarma.eus |
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