Txarriboda News 1424 (20-07-2025)
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Según la Asociación de Amigos del Conflicto Vacacional (ASACOVA) cada vez más españoles se interesan por practicar un turismo cultural diferente. Los turoperadores más avispados ofrecen paquetes, con vuelta abierta, para la modalidad de campanario y escopeta. Un destino individualista que había caído en desuso en las últimas décadas de ‘todo incluido’. La crispación política, las noticias sobre corrupción, las llamadas a las cacerías de inmigrantes, la dificultad de encontrar sitio en las terrazas y un creciente aburrimiento, están abriendo un nuevo mercado. Según el historiador Tomás Acres hay que remontarse al verano de 1936 para encontrar algo parecido. Mira cómo corren Roberta Bleteo dirige una modesta agencia en el sur de Madrid. Hasta el momento ha podido redirigir a campanarios de pueblos deshabitados a sus clientes interesados. Casi 3.000 localidades en la España vaciada pueden acoger a francotiradores vacacionales, y vocacionales, sin que vidas de terceros corran peligro. “Me daba no sé qué mandarles a Torrepacheco, qué quiere que le diga”, admite mientras atiende la llamada de un usuario. Se queja de que en su campanario de Herpes de los Caballeros, Teruel, hay una familia de cigüeñas que le miran raro. Bleteo intenta convencerle de que no las dispare y se centre en eventuales peatones a los que nadie ha visto desde 1953. Según el psicólogo Jacobo Cajarro, el turismo de campanario y escopeta atrae a hombres solitarios de esos que saludan en el portal y se quedan mirando fijamente la pantalla del televisor del bar cuando hay informativos. “No hay por qué alarmarse”, masculla mirando fijamente la pantalla del televisor del bar. © elkarma.eus |
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