Txarriboda News 1427 (23-07-2025)
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Un perro caniche de nueve años, que responde al nombre de Peluchín, ha comunicado a través de su dueño que ya está bien de tanto maniqueísmo y pide a la ciudadanía que haga un esfuerzo para ir abandonando los prejuicios y avanzar todos juntos hacia el fin de la polarización social. El can es consciente de que vivimos en unos tiempos en los que se han impuesto las etiquetas y los discursos de empoderamiento han desvirtuado los principios de convivencia en favor de un individualismo insostenible. El caniche, en pleno transito hacia la mediana edad, considera que dividir a la sociedad en categorías estancas inmutables es empobrecedor y legitima un statu quo que favorece los discursos intolerantes. Peluchín ha iniciado una campaña de mordiscos indiscriminados a quien se encuentra por delante para dejar claro que su condición de perro ladrador no es más que un constructo limitante. Maximalismo torticero La escalada de dentelladas del can pretende demostrar que es capaz de ladrar y morder a la vez y desactivar de este modo cualquier tipo de argumentario capacitista. “Me está diciendo con la mirada que hay que abandonar los encasillamientos. Porque existe un relato malintencionado que vendría a decir que el perro ladrador se queda en la dialéctica sin pasar a la acción directa, mientras que el perro mordedor actuaría de manera descontrolada sin que sus acciones estén guiadas por un discurso ideológico que las dote de sentido y propósito. Peluchín cree en el equilibrio entre el logos y la praxis”, explica su dueño antes de caer desmayado por la hemorragia del desgarro en su pantorrilla. El caniche niega las acusaciones que le califican de extremista pero confía en concienciar a la sociedad y transmitirle parte de su rabia. Básicamente porque aún no se ha puesto la vacuna trienal. © elkarma.eus |
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