Cristóbal Montoro, Ministro de Hacienda con Aznar entre 2000 y 2004 y con Rajoy entre 2011 y 2028, ha hecho llegar a Moncloa mediante murciélago mensajero “estar por la labor” de redactar los Presupuestos Generales del Estado. Imputado por hacer leyes a la medida de empresas de juego, renovables, electricidad, papel o gas, a cambio de honorarios para su gestoría Equipo Económico, se aburre. Según su entorno hasta el punto de sentirse “como un trilero al otro lado del teflón de acero”. El jienense cree que sus habilidades negociadoras podrían ser útiles a España, porque él “siempre lo ha hecho todo por España”.

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La intención de Pedro Sánchez de presentar la Presupuestos ha animado a Montoro. “Peor que un portero de puticlub no vamos a hacerlo”, ha comentado. No está solo en su empeño. Dispone, según el periodista especializado en fontanería Gorka Zolleno, de un comando compuesto por quince de los mejores hombres del sector de la asesoría fiscal española que, imputados por un delito que no habían cometido, no han tardado en fugarse de la prisión, mental por ahora, en la que se su imputación les tenía recluidos. “Muy poca gente puede acreditar de estar acusada de cohecho, fraude contra la administración pública, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad en documentos”, admite la economista Luisa Queos.

La autora de los best sellers TEO presenta la trimestral y Hacienda somos tontos no descarta que Sánchez, con su talento acreditado para los fichajes, acepte el ofrecimiento de Montoro.

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