Ayuntamientos de Levante, sur de Andalucía, Baleares y Canarias han comenzado a instalar oficinas inflabes en playas y puntos turísticos de sus municipios. Estos hinchables, que simulan entornos laborales, tienen como objetivo contribuir a que progenitores que se encuentran de vacaciones puedan combatir la saturación convivencial y hacer como que tienen que hacer una cosa del trabajo mientras abandonan temporalmente a sus hijos y parejas. Las oficinas inflables, de vivos colores, permitirán a padres y madres tener un rato de esparcimiento junto a otros padres y madres que no soportan ya pasar tanto tiempo junto a su familia. Las instalaciones reflejarán con fidelidad cubículos de multinacional, despachos de gestoría o incluso departamentos enteros de contabilidad.

Un ratito de pura felicidad

La iniciativa lúdica de las concejalías de Urbanismo o Infraestructuras desea acabar con la injusticia histórica de que los niños veraneantes puedan disfrutar de castillos inflables, piscinas de bolas y camas elásticas mientras que sus mayores no disponen de ninguna alternativa gratuita para evadirse de la sucia realidad a la que deben enfrentarse en vacaciones. “Desde que vengo por las tardes al inflable y hago como que me toca cuadrar un balance de última hora soy feliz. Mis hijos dejan de darme por culo un rato y se quedan con su padre en la playa. Qué descanso… Oh, no, mierda puta. Por ahí viene mi familia… Jooooooo, que no me quiero ir. Dejadme un rato más. Joooooooo… un rato más…”, explica Haizea Lokedioskiera, bilbaína de vacaciones en Cambrils, momentos antes de empezar a hipar del berrinche.

Niños pertenecientes a la comunidad china se han quejado de que no se les permite a acudir a estos hinchables cuando ellos también quieren disfrutar un rato en solitario haciendo como que trabajan.

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