Donald Trump ha comunicado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) que a partir de ahora sus agentes federales deberán solicitar a la ciudadanía que muestre su pasaje del Mayflower. De esta manera los estadounidenses podrán justificar que no son extranjeros indeseables, susceptibles de ser expulsados del país. El presidente de los EE.UU. es muy consciente de que se trata del comprobante de embarque del filibote que trajo a los peregrinos originales desde el viejo continente hasta las costas de Plymouth, Massachusetts, en 1620, por lo que ha pedido al Departamento de Seguridad Nacional que no sea demasiado estricto y admita que la gente pueda entregar una fotocopia. La Administración Trump se asegura así de que todos los estadounidenses cumplen las Leyes Raciales de Nuremberg, pequeña localidad de 259 habitantes en el estado de Pennsylvania famosa por enseñar el timo de tocomocho a los indios iroqueses y algonquinos.

Blanco y en botella

La Casa Blanca ha hecho el anuncio mediante rueda de prensa y confía en que la colaboración ciudadana sea ejemplar. “Es sabido que todo americano de bien guarda con celo el billete de embarque del Mayflower. Así que una vez que nos lo entregue y comprobemos su historial de antecedentes penales para asegurarnos de que no fue un colaboracionista de los putos ingleses durante la Guerra de Independencia no deberá temer a la deportación”, anunciaba Todd Lyons, Director Interino del ICE.

Todas aquellas personas que no sean capaces de aportar una copia del pasaje del mercante que trajo a los auténticos americanos a Nueva Inglaterra en el siglo XVII serán susceptibles de ser cazados con una red de atrapar palomas, cortesía de la Agencia de Protección Ambiental.

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