La empresa Satisfyer ha hecho público el manifiesto firmado por succionadores de clítoris a su servicio en el que denuncian la situación que viven muchos de sus compañeros. Según el escrito, miles de dispositivos de la marca alemana se sienten “insatisfechos” y aseguran que las clientas “no cubren sus necesidades” una vez que se rompe la magia de los primeros días.

Libido ninguneada

Los psicólogos del servicio técnico de Satisfyer atienden diariamente a cada vez más succionadores, muy afectados por lo que consideran “una falta absoluta de empatía y cariño” por parte de sus propietarias. “No son casos episódicos. Tanto los Pro 2, como los Love Triangle, los Curvy 2+ o los Penguin acuden a consulta destrozados, frustrados, inseguros, sin saber en qué han podido fallar para que sus dueñas no les sigan el ritmo y los arrinconen en el cajón como si fueran meros objetos”, explica August Tirrinín, tecnoterapeuta especializado en depresión de electrodomésticos. La aflicción generada por la frustración sexual viene acompañada, según Tirrinín, por el estigma social. “Muchos de estos dispositivos sienten además que son juzgados cada día por quienes esgrimen los dogmas caducos de la moral judeocristiana. Les llaman ‘ninfómanos’, ‘viciosos’ o ‘pervertidos’, minando su autoestima y haciéndoles cuestionar su propio deseo, cuando ellos no tienen la culpa de que su batería tenga una autonomía de dos horas y media”.

La compañía comercializadora de estos juguetes sexuales ha habilitado un programa de terapia conjunta que facilitará encuentros entre propietarias y succionadores para “tratar el problema de una manera abierta y acercar posturas”.

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