La aparición de más casos de personas infectadas por COVID-19 con erecciones prolongadas ha provocado que cada vez sean más las voces que acusan a las farmacéuticas desarrolladoras de la vacuna de estar detrás de la creación del virus en laboratorio. Los defensores de esta teoría apuntan a Pifizer como instigadora de la iniciativa “por motivos obvios”.

Erecciones anticipadas

Aunque las primeras informaciones sobre priapismo coronavírico aparecieron publicadas en la revista The American Journal of Emergency Medicine en junio de 2020, la proliferación de casos ha despertado la indignación de colectivos que niegan la explicación oficial sobre el origen de la pandemia. “Está claro que los creadores de la Viagra fabricaron el virus. Tiene su firma. Blanco y en botella. Bueno, a lo mejor no es la expresión más afortunada, dadas las circunstancias”, denuncia Matxalen Gañifa, activista antivacunas, tarotista y lunaplanista reconocida. “Todo esto nos pasa por poner la salud de nuestros seres queridos en manos de empresas que juegan a ser Dios. Y Dios no hay más que 33 según el panteón védico. Más allá de tumefacciones varias, esto puede ir a peor. La vacuna de Johnson & Johnson podría dejarnos el páncreas como el culito de un bebé. O aún peor. La vacuna de Moderna provocaría que quisiéramos escuchar indie español…”, añade alarmada Gañifa al tiempo que recomienda la vacuna de AstraZeneca/Oxford porque “si acabamos convertidos en remeros eso que ganamos en salud”.

La farmacéutica Pfizer ha negado cualquier acusación y ha explicado a los medios que la razón por la que todo un ala de su laboratorio principal de Boulder, Colorado, está sellada con cinta de peligro biológico no obedece a ninguna razón en particular y que los gritos de agonía procedentes de su interior sean probablemente el ruido del aire acondicionado.

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