El estudio científico publicado por la revista Current Biology, en el que se demuestra que los cánidos domésticos entienden y empatizan con los humanos, ha animado a diversas empresas a sustituir a los empleados que trabajan de cara al público en la sección de reclamaciones por perros que mirarán al cliente fijamente y moverán la cola según les cuenten sus quejas.

Galgos y podencos

La medida tiene un doble objetivo. “Por una parte nos ganamos la simpatía de los animalistas, que ahora se lo pensarán dos veces antes de amenazar de muerte al trabajador que les atiende por haberles estado cobrando un servicio del que ya se habían dado de baja. Por la otra, nos deshacemos de plantilla sobrante, porque los perros no te reclaman vacaciones, ni renegocian el contrato, ni te miran raro porque pretendas pagarles con bolsas de pienso”, explica Noemi Opía, responsable de selección de personal para una ETT y criadora de rottweilers guardianes de obras. Según las estimaciones de varias empresas, especialmente entidades bancarias y compañías eléctricas y de telefonía, “si un golden retriever o un carlino ladean la cabeza, sacan la lenguita y te miran con esos ojillos, se te olvida la carta que te ha llegado en la que te informan del desahucio por impago de la hipoteca”, matiza Opía, mientras rellena el cuenco del agua de varios despachos.

Equipos de psicólogos y etólogos se encuentran preparando un estudio de viabilidad para confirmar si la iniciativa podría ser aplicada a los servicios de atención telefónica, en función de si los perros de América Latina y el Norte de África “se las arreglan para pasar llamadas con la patita en los call centers deslocalizados”.

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