Según un informe de los departamentos de Trabajo y Pensiones y de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Gobierno de Boris Johnson, los vegetales y las hortalizas estarían sometiendo mediante hipnosis a los trabajadores del Reino Unido “para no ser cosechados, librarse del yugo de la esclavitud humana e iniciar su campaña para dominar el planeta”. Desempleados británicos declaran que no es que no les guste el trabajo duro, pero que “las patatas y los nabos se meten en nuestra cabeza y nos intimidan”.

La revolución verde

La crisis de subyugación mental a la que están sometidos los trabajadores manuales británicos ha alcanzado cotas altamente preocupantes y cosechas enteras se pudren en la tierra sin ser recolectadas. “A ver, que no es que se me caigan los anillos por realizar trabajos agrícolas deslomantes de esos que hacen los ucranianos, los rumanos y los españoles, por 3.720 libras netas al mes, ni que sea un engreído al que le pareció buena idea salirse de la Unión Europea para que no nos mangonearan los comerranas de los franceses o los cabezabuques de los alemanes, a los que dimos bien por el culo en el 45. Que no. Que es que cuando me acerco a una col esta me domina con sus ondas cerebrales y me dice que si la recojo matará a toda mi familia…”, explica Herman Garran, antiguo abogado de la City, actualmente en paro.

De acuerdo con el Foreign Office, existen similitudes entre los testimonios de estos ciudadanos sofronizados y los de turistas ingleses, de vacaciones en Benidorm, que aseguran que el verdín de las paredes de la piscina de su hotel les pide que salten desde el balcón.

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