El responsable de los servicios secretos de Ómicron habría presentado su dimisión tras la filtración que ha desmontado la cobertura de agentes BA.2, que operaban de manera clandestina en más de cuarenta países y eran invisibles a las PCR. El fiasco, que podría dar al traste con la operación secreta destinada a sabotear las defensas médicas del planeta, habría provocado que el jefe de la inteligencia del coronavirus hubiese puesto su cargo a disposición del Ministerio de Defensa.

Reinfección imposible

Miles de agentes infiltrados que operaban en países como India, Suecia o Singapur han quedado expuestos y muchos de ellos ya han sido neutralizados por las autoridades sanitarias locales, a consecuencia del chivatazo, de origen desconocido, que ha puesto en alerta a la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido, con el apoyo de la inteligencia danesa. Los operativos BA.2, indetectables mediante test PCR, que se encontraban ultimando los detalles de una operación conjunta a gran escala, han quedado expuestos y a merced de los cuerpos y fuerzas de seguridad de los estados en los que se ocultaban. “Los pisos francos en Dehli, Malmö y Johor han caído. Varios agentes han sido abatidos en el fuego cruzado con el personal sanitario y otros tantos se han quitado la vida ingiriendo ampollas de proteínas de espiga. Un desastre que hace tambalear los cimientos del contraespionaje del SARS-CoV-2”, ha revelado un contratista privado, proveedor habitual de la variante B.1.1.529.

Aunque el Estado Mayor del coronavirus ha negado cualquier vinculación con las operaciones secretas, a fuentes cercanas a la OMS les consta que se están depurando responsabilidades.

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